Mensaje del Presidente de La Convención Bautista de Panamá



Amados hermanos y hermanas en Cristo:


Jesucristo mismo es la roca sobre la cual fundó su iglesia (ekklesia: asamblea). Él dijo “mi iglesia”, contrastándola de otras asambleas. Después de cerca de 2000 años desde su fundación, la iglesia del Señor Jesucristo sigue cumpliendo el mandato de hacer discípulos a todas las naciones, enseñando las cosas que Él ha mandado…. pero, también es evidente la proliferación de grupos que compiten y falsamente se autoproclaman ser la iglesia verdadera. En esta competencia hay una tendencia a comparar y medir: ¿cuál es la iglesia exitosa? En la mayoría de los casos el éxito lo miden en base al número de seguidores, al poderío de sus instituciones o a las riquezas materiales que puedan poseer. Su estrategia se basa entonces, en ofrecer lo que la gente quiere recibir, lo cual se reduce a: entretenimiento y satisfacción instantánea. Por el contrario, la iglesia pura y sin mancha es aquella que tiene a Jesucristo como su Cabeza, quien puede evaluar y conocer la condición espiritual verdadera de ella, porque un edificio imponente podría albergar una “iglesia” muerta, así como, un edificio sencillo, a una iglesia fiel y vibrante para el Señor. Jesús dice… “Yo conozco tus obras…”


La última iglesia del Apocalipsis, Laodicea, que interesantemente es una palabra compuesta que significa “Laos: gente y dike: derecho”, lo cual puede traducirse o entenderse como el derecho de la gente. Era precisamente una de las razones por la cual Jesús estaba fuera de la iglesia, llamando a la puerta (Ap. 3:20) Una iglesia Humanista que busca la felicidad del hombre. Otra razón era su tibieza: el resultado de combinar lo frío con lo caliente. Combinar lo santo con lo pagano.


Amado hermano, las Escrituras en Juan 1:5 dice: “La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.” La iglesia del Señor no necesita competir ni mucho menos imitar métodos o programas del mundo, simplemente reflejar fielmente la luz de Cristo. ¿Cuál es o debe ser la misión de la Convención Bautista de Panamá? La misma encomendada por nuestro Señor Jesucristo. ¿Cuál es la estrategia? La obediencia. En un mundo cambiante y competitivo, y como dice el autor de la carta a los Hebreos (10:25): “y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.”; no podemos permitir las distracciones, tampoco combinar la verdad con el error, ni cegarnos a la evaluación que el Señor Jesús nos hace, ni mucho menos olvidarnos de su mandato y señorío para hacer lo que tradicionalmente hacemos.


Levántate y ve, es el lema de este año, basado en Hechos 8:26-27. Felipe había experimentado éxito trayendo un gran avivamiento a Samaria (Hch. 8:5-8), pero el Señor le envía un ángel para que vaya a un lugar desierto para llevarle el evangelio a un hombre que pasaba y luego se alejaría. Su instrucción fue: Levántate y ve. Ante esta instrucción Felipe tuvo que decidir entre el éxito experimentado y la obediencia a un nuevo lugar. ¿Qué decidirías tú? ¿Estás dispuesto para darle la espalda al éxito y obedecer para llevar las buenas nuevas al desierto?


Como Nehemías, después de un año de evaluación y profunda reflexión bajo la dirección del Señor, quiero invitarte a que juntos nos levantemos y vayamos a obedecer el mandato del Señor. Es necesario realizar los cambios y ajustes que nos permitan ser más efectivos en el cumplimiento de los propósitos del Señor para con la Convención Bautista de Panamá a través de todos sus ministerios.


Finalmente, agradecer a cada iglesia por su fidelidad al Señor y por sus oraciones por todos nosotros; recordando las palabras que escribió el apóstol Juan en Apocalipsis 3:8 “Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque, aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.” El Señor traerá grandes bendiciones a su iglesia. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén. (Ap. 22:21)